Dos asuntos que se entrelazan. Una cuerda es tensada. El pasado está a punto de estallar en el presente. Quizás la geopolítica tenga estructuras de largo plazo. Eso nos quieren hacer creer. Pero ni de cerca habitamos un escenario similar al de Guerra Fría, aunque busque ser reactivado. Por eso, la importancia historia y nuestro deber ciudadano de aplicar el juicio crítico, en plena época de la desinformación, no puede olvidarse.
PUTIN
Pese a que el teatro sea deslumbrante, el libreto de la hipocresía es sencillo. Las agencias de prensa internacional presentan a Rusia como un país agresor contra Ucrania. Luego, EEUU, la Unión Europea y la OTAN, cumpliendo con su espíritu justiciero, defienden a Kiev. Todo parece simple y condenable; todo parece verosímil: se trata de la ambición imperialista de Putin. Pero pensemos un poco.
Nadie va a negar que Putin ejerce un gobierno autoritario y muchas veces opuesto a los principios que rigen la forma de estado federativa de Rusia. Tampoco nadie negar que Putin, por medio de su canciller Sergei Lavrov, se relaciona internacionalmente bajo intereses capitalistas, aunque con mayor dosis de equidad y ganancia mutua que otros. Pero invisibilizar la dimensión geopolítica de este conflicto es parte de esa misma batalla geopolítica: una geopolítica de la (des)información que posiciona a occidente, específicamente a EEUU y a la OTAN, como defensores del mundo democrático (liberal) y supuestamente libre.
OTAN
Si Rusia ha acercado sus tropas a la frontera con Ucrania es justamente porque la OTAN, incumpliendo la promesa hecha a comienzos de los 90, se ha expandido hacia el oriente, es decir, cada vez se aproxima más a Moscú. Esto ha significado pasar de 16 países miembros a 30, en poco más de tres décadas, incluyendo a Polonia y a los países bálticos fronterizos con Rusia (Estonia, Lituania y Letonia). Invitamos el asunto en un rústico ejercicio imaginativo: ¿Cómo reaccionaría EEUU si en la frontera mexicana con Texas se dispusieran tropas y armamentos militares? Para responderla, otra pregunta, pero históricamente constatada: ¿Cómo reaccionó EEUU cuando el año 61 la URSS instaló misiles en Cuba? Basta y sobra.
Se acusa a Rusia de invadir Crimea y generar inestabilidad en el Dombás, la región este de Ucrania. Pero, ¿mencionan las agencias internacionales que ambas zonas son rusoparlantes y que sus habitantes se identifican culturalmente mucho más con la gran madre rusa antes que con el aspiracionismo europeísta? ¿Acaso los analistas internacionales señalan que hubo un plebiscito popular en Crimea para decidir su secesión de Ucrania y en cuyo escrutinio se impuso abrumadoramente (con más del 90% de adhesión) esa opción? ¿Acaso alguien habla del golpe de Estado dado a Yanukovich en 2015 por medio de las fuerzas de ultraderecha, las cuales buscan que el ingreso de Ucrania sea aceptado por la Unión Europea (justamente al precio de volverla una punta de lanza de la OTAN con miras a Moscú)? ¿Por qué los comentaristas internacionales invitados a la televisión (cuando los hay) apenas consideran los innumerables intereses económicos que están en juego en la región, principalmente aquellos vinculados con los gasoductos provenientes desde el sur de Rusia y por la construcción, en el Mar Báltico, del Nord Stream 2? ¿Por qué tampoco se mencionan las amenazas que, de asentar bases militares estadounidenses en Ucrania, dejarían a Moscú a cinco minutos de ser destruido, tornando casi nula la eficacia de su sistema de defensa antimisiles? ¿Y qué decir del presupuesto militar aprobado por el Congreso estadounidense hace algunas semanas, el cual roza los 800 mil millones de dólares (el más alto de su historia), y donde se destinan cientos de millones no sólo a recursos y tropas militares, sino también al apoyo de ONG que emitan propaganda antirusa en Ucrania?
TAREA
No se trague todo lo que ve. El llamado es a investigar y a reflexionar críticamente. En esta época de las comunicaciones, de la información, pero también de copamiento de la agenda por los medios de masas y de reproducción desinformativa hecho por las grandes agencias internacionales (France-Press, EFE, Reuters, Associated Presa, etc.), sin duda servidoras de los intereses hegemónicos y neocoloniales del capital, atrevámonos a comparar medios contrastar información y analizar discursos, teniendo como eje orientador las, muchas veces trágicas, enseñanzas que nos ha dejado la historia. Solo así seremos capaces de reflexionar críticamente acerca de los intereses geopolíticos que están en juego, y que también buscan jugar con nosotros, subestimando nuestra inteligencia y valentía.