lunes, 10 de octubre de 2016

Sobre la poesía de Jorge Teillier.


I
El poeta canta a la experiencia fronteriza, al lugar huidizo e inexorable donde confluyen la vida y la muerte. Y ese lugar no es la agonía ni la fe. No es el último estertor del enfermo ni la incertidumbre vana del religioso. Ese lugar es la memoria. 

II
El poeta invoca a sus muertos por medio de los utensilios pertenecientes a una cotidianeidad irremediablemente ida, a un mundo que está condenado a diluirse en el abismo del vacío. Al poeta lo anima la nostalgia, ese movimiento del alma que nunca se sabe si se genera como reacción y escapatoria ante un presente caído en radical desgracia, o si proviene del abanico abierto de la infancia, de aquel tiempo donde todo el futuro se dibujaba a placer mientras contemplábamos las estrellas sentados sobre la copa de un árbol. La nostalgia y su resistencia a dejarse cartografiar. ¿Desde dónde emerge la nostalgia? ¿Desde la desesperada respuesta ante un presente degradado cuya verdad reside en el fracaso anticipado de toda felicidad, o desde el vapor de un pasado donde florecía la fiel promesa de esperanza en la felicidad venidera?

III
Teillier, el poeta lárico, el poeta de la nostalgia. Ignacio Valente señaló que Teillier no es poeta por escribir poesía sino que escribe poesía porque es poeta. Da la impresión que su obra poética está plenamente enraizada con su propia experiencia. Vibrando en la suspensión de un lugar siempre anterior a todo lo escrito. Precisamente por eso el estilo de Teillier es sencillo y transparente en su elaboración, manifestándose reacio a todo artificio verbal o malabarismo lingüístico: porque va en búsqueda del significado a una dimensión que le precede y en cuyo seno las palabras aún se esfuerzan en comulgar con las cosas.  Precisamente por eso la escritura de Teillier se despliega bajo una homogeneidad atmosférica tal que incluso leyendo un par de sus poemas da la impresión de haber leído toda su obra: porque emana desde la cohesión de una identidad vital, desde un sentimiento de nostalgia eternizado y esencial, casi sagrado, que siempre es capaz de encarnase en la multiplicidad de imágenes, cosas y acciones que el poeta ilumina.

IV

Se le ha tildado de decadente. Se le ha acusado de apolítico. Puede ser. Aunque yo creo que la poesía de Teillier yace motivada por ambiciones mayores. Así, en la presentación de lo impresentado, en la aparición de una cotidianeidad siempre pretérita y sin retorno, se manifiesta el deseo esencial del hombre revestido de la más sincera fragilidad: la añoranza de felicidad absoluta, la añoranza de Paraíso, o sea, el anhelo de volver a acunarse en el espacio ocupado por el cadáver de Dios, la esperanza de (re) encuentro ante la contundente desnudez de Su huella.

2 comentarios:

Elsa Yolanda Csizmas dijo...

Un análisis profundo que hace interesar al lector sobre la poesia de tan intenso autor!

Aldo Bombardiere Castro dijo...

Gracias por tu interés, Elsa querida! Ojalá puedas leer algunas obras de Teillier. Un beso!