domingo, 17 de mayo de 2020

Extravíos en torno a "Los hermanos Karamázov" de Dostoievski




Tres hermanos y un padre. Los hermanos Karamázov, en orden: Dimitri, el militar, Iván, el intelectual, Aliosha, el inclasificable. El padre, un viejo déspota y hasta perverso, pero que, en ciertas escasas noches blancas, se dejaba embriagar por la sensibilidad emanada de su misterioso corazón. Frenesí y amarguras, ensoñación y nihilismo, esperanza y lujuria, Dios y el diablo buscando acariciar y penetrar la piel de los hombres.


Más adelante, o en el fondo, la figura de un Gran Inquisidor que desmonta el dispositivo de la culpa. Nos hace preguntarnos cómo viviríamos la libertad en caso de no haber sanción. En caso de no temer al castigo del infierno, ¿cómo resistiríamos las tentaciones de nuestra buena o mala conciencia? ¿Sería realmente tan buena o tan mala dicha conciencia? ¿O acaso no podría catalogarse ni de buena ni mala, arrastrándose, inocente y desnuda, por la superficie del mundo cuan serpiente libidinosa? Si otros pagaran por nuestros pecados, ¿acaso seríamos los mismos que hoy somos y añoramos ser? En fin, de no haber castigo, ¿habría culpa? Y si no la llegara a haber, ¿podríamos seguir siendo humanos? Es decir, ¿continuaríamos siendo los hijos predilectos de Dios, hechos a imagen y semejanza de un modelo cuyo problema no sería tanto la inexistencia, sino la miseria de su artificio?

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